Leo esta última semana pasada algunas noticias (en medios altoaragoneses y autonómicos) que me hacen pensar en el horizonte educativo que quieren algunos para los niños y niñas aragoneses. Al leer “Aragón trilingüe”, pensé que por fin en esta, nuestra comunidad autónoma, nos habíamos decidido a ponernos a la cabeza de España en cuanto a la enseñanza de las lenguas, para que nuestros/as hijos/as y nuestros/as nietos/as, aprendieran en el contexto educativo reglado, formal y para todos, castellano, ingles y francés, y de esta forma se paliara el gran déficit formativo que tenemos nuestras generaciones, y tener la libertad de moverse por el mundo con dignidad lingüística.
Pero no es así, algunos quieren ponerse manos a la obra para que dominen, el castellano (menos mal), aragonés y catalán. Insto al posible lector de esta carta a leer Patente de corso, por Arturo Pérez-Reverte en sus números (Nº 1087, 24/08/2008 y Nº 1088, 31/08/2008), a las que podrán acceder desde la página web de escritor y profundizar sobre este hecho.
Por supuesto, no estoy diciendo en ningún momento que no se deba animar al aprendizaje y uso de estas lenguas. Todo lo contrario. Soy de los piensan que debe ser una de las funciones de las instituciones públicas aragonesas (patronatos, asociaciones, comarcas, institutos de estudios, etc.) como un bien cultural que hay que preservar, sobretodo en aquellos lugares donde tenga un desarrollo explícito en el día a día de sus gentes, pero no como obligación dentro del sistema educativo, en lugar de otros aprendizajes más significativos para el ciudadano, ya que el tiempo escolar es finito y no infinito, como se piensan algunos.
Detrás de esto hay una mera cuestión de necesidades fundamentales. Es decir, ¿qué es más fundamental para el ciudadano? Cuanto más generalizable sea el aprendizaje, más fundamental es, y por lo tanto habrá que darle más importancia en lo reglado. En lo complementario y en el tiempo libre, que cada uno que haga lo que más le entusiasme (a los niños o a las familias).
Por favor pensemos en el futuro de unos aragoneses libres, formados, activos y solidarios, y no en disfrazar propuestas sobre la lengua, en reivindicaciones nacionalistas para adoctrinar a las nuevas generaciones en la mezquindad de la parcelita.
José Antonio Julián
Maestro y aragonés.
Por supuesto, no estoy diciendo en ningún momento que no se deba animar al aprendizaje y uso de estas lenguas. Todo lo contrario. Soy de los piensan que debe ser una de las funciones de las instituciones públicas aragonesas (patronatos, asociaciones, comarcas, institutos de estudios, etc.) como un bien cultural que hay que preservar, sobretodo en aquellos lugares donde tenga un desarrollo explícito en el día a día de sus gentes, pero no como obligación dentro del sistema educativo, en lugar de otros aprendizajes más significativos para el ciudadano, ya que el tiempo escolar es finito y no infinito, como se piensan algunos.
Detrás de esto hay una mera cuestión de necesidades fundamentales. Es decir, ¿qué es más fundamental para el ciudadano? Cuanto más generalizable sea el aprendizaje, más fundamental es, y por lo tanto habrá que darle más importancia en lo reglado. En lo complementario y en el tiempo libre, que cada uno que haga lo que más le entusiasme (a los niños o a las familias).
Por favor pensemos en el futuro de unos aragoneses libres, formados, activos y solidarios, y no en disfrazar propuestas sobre la lengua, en reivindicaciones nacionalistas para adoctrinar a las nuevas generaciones en la mezquindad de la parcelita.
José Antonio Julián
Maestro y aragonés.
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