Visitamos a las niñas y niños de Niky.

El lunes comencé la semana muy pronto.

Tenía que acabar cosas (muchas cosas) y las horas de un día, son pocas a veces.

En la asignatura de Deportes de Equipo estamos hemos acabado con la unidad de Bate y Carrera y el jueves acabamos con la unidad didáctica de Béisbol.

Con Niky, estuvimos hablando de trabajarlo de forma simultánea porque así, “nuestros” niños y niñas, se podían juntar para compartir lo aprendido en un encuentro singular alrededor del béisbol.

Pues bien, lancé la idea de ir a ver a Niky como daba la clase de Béisbol, a sus chicos de 6ºA. Me asusté porque al principio casi todo el grupo estaba dispuesto. Estaríamos hablando de unos 20. Magnífico, pensé. Ya veremos donde nos metemos, para no perturbar la clase. Aunque como estoy cada dos por tres con ellos (profesor asociado, me llaman algunos), ya no prestan atención a las visitas curiosas.

Creo que es un lujo, poder ver a un profesional como la copa de un pino trabajar y ver como las tareas que hemos hecho en la universidad, las están haciendo unos niños. Creo que suple ejemplos y cosas que yo intento explicar y que a veces mi verbo se queda corto, pero que de esta forma es “en vivo y en directo”.

La cuestión fue cuando llegue al punto de encuentro a las 9 de la mañana. La dureza de la realidad y una sensación de vacío se apoderaron de mí. A las 9:04, de entre la lluvia y cruzando un paso de peatones, las figuras de Miriam y Silvia aparecieron. ¿Alguien más? Pues no. Sólo espero que los que no vinieron, aprovecharan bien esas dos horas en clase o currando, porque en caso contrario…un tren se marchó y no volverá a pasar.

Sólo espero que Miriam y Silvia disfrutaran de la experiencia, y estoy muy contento de haber compartido esa clase con ellas.

Un saludo desde una de “mis fabricas de ideas”, después de haber tenido una charla muy cariñosa por teléfono y antes de irme a Teruel a disfrutar del fin de semana con mis padres y hermano, y celebrar la jubilación de mi querida tía Mari.