Este domingo, taché de mi lista virtual de “cosas pendientes en mi vida”, la línea donde ponía “Visitar Ainielle”.
Una caminata larga, que arranca desde Oliván, pasa por Berbusa, hasta encontrar Ainielle, entre matorrales, maleza y arbustos.
En la iglesia dejé mi hoja escrita. Letras, palabras y frases que ya forman parte del esfuerzo para que Ainielle no se olvide.
En estos días sin tiempo para nada, llenos de prisas por corregir los dichosos exámenes, poner notas, hacer las revisiones (a las que aparecen pocos), avanzar con los planes de estudio, viajar a Valladolid para hablar de Master, ultimar los proyectos de innovación, terminar artículos, preparar y asistir a practicums exitosos, etc… este paseo me vino para mi cuerpo y paa mi alma, “chachipiruli juan pelotilla” (como decíamos cuando éramos más jóvenes).
1 comentario:
Hola compañero, acabo de ver este reportaje y me has vuelto a poner la piel de gallina. Yo estuve como un mes antes -ya te envié el reportaje- , y la verdad es que fue uno de los hitos del año. Tiene algo ese pueblo que emociona, pese a que su historia es francamente melancólica. No tengo duda de que volveré...
Qué bonito nombre para una niña, sí señor.
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