Nuestro parque maltratado

¡Que vergüenza! Esta ha sido la expresión que ha salido de mi boca esta mañana cuando cruzaba el Parque Público Miguel Servet de Huesca, de camino a la Facultad.

Ayer fue la famosa fiesta universitaria “apertura” y por lo que se ve estos son los daños colaterales de la misma.

No voy a entrar en generalizaciones absurdas sobre la juventud de hoy en día. Refugiarte en ese tópico de siempre, sólo conlleva faltar a la verdad de forma generalizada, y más cuando yo le he sufrido y (leche) lo sigo sufriendo (sin más tardar esta semana). ¡La juventud es lo que tiene! Eso sí, quiero manifestar desde aquí, mi más severa repulsa y desprecio a los que han cometido semejantes actos de violencia social a bienes públicos.

Menuda imagen que se han llevado los niños y niñas que iban al cole esta mañana de la mano de sus papas, mamas, etc. ¡Qué cochinos, cariño, qué cochinos! Decía una madre a su niña cuando pasaban al lado del estanque y contemplaban semejante espectáculo.

Ojalá la falta de talento de estos seres humanos, con el conocimiento justo para pasar el día, les haya llevado a grabarse en video con sus teléfonos móviles, dentro de su egocentrismo y para darse a entender “lo machitos/as que somos”, lo cuelguen en Internet y lo vea algún miembro de la Policía Local de Huesca. Espero que los identifiquen y los pongan a disposición judicial por semejante ejemplo de violencia gratuita. Lo que pase después, será otra cosa, porque a tenor de lo que ha pasado en Barcelona con el agresor racista que pegó a la chica en el tren y que el señor juez lo ha dejado en la calle, posiblemente NO PASE NADA al ser un “hecho puntual”. Pero algunos ciudadanos seguiremos pensando que la justicia está para defendernos de estos individuos sin escrúpulos y castigar esos actos antisociales.

Qué asquito señores y señoras, que asquito.

Por cierto, un saludo a la brigada de limpieza del Ayuntamiento de Huesca, que seguro que en pocas horas tendrán de nuevo el parque como una patena, que por otro lado es como suele estar.